Nuestro amigo disciplinado nos llama, algo angustiado, para preguntarnos cómo estimar el tamaño del portafolio de activos financieros que servirá para soportar el gasto durante el retiro, y cómo determinar cuál va a ser el nivel disponible para gastos año tras año.
Antes de entrar en el detalle, aprovechamos para explicarle que los modelos de simulación tienen limitaciones al intentar capturar el comportamiento futuro de los mercados, la longevidad de los individuos, las necesidades de gasto, y demás variables que son inciertas. Sin embargo, los modelos son lo suficientemente explicativos como para indicarnos una dirección y, a partir de allí, adaptarla a las circunstancias particulares y decidir si se quiere o debe ser más o menos conservadores.
Para este ejercicio, lo primero es estimar el nivel de gasto esperado. Como base se puede utilizar el nivel de gasto real previo al retiro, para este ejemplo usaremos $99,000. A este gasto se le deben restar lo que se espera sean ingresos contractuales y vitalicios como seguridad social (p. ej., $11,400), pensiones privadas (p. ej., $8,600), anualidades, dietas de directores, rentas inmobiliarias (p. ej., $8,000), regalías, etc. Hace algún tiempo, algunas personas podían cubrir todos sus gastos durante el retiro con este tipo de ingresos y el problema estaba resuelto. Hoy en día, sin embargo, es común que dichos ingresos no sean suficientes y sea necesario recurrir a un portafolio de inversiones que fue acumulado antes del retiro.
Una vez que tenemos el nivel de gasto no cubierto por ingresos contractuales (en nuestro ejemplo, $71,000), podemos utilizar la regla del 4% como una primera aproximación. La regla del 4% fue desarrollada por Bengen (1994) mediante un ejercicio utilizando datos históricos y en el que estimó el nivel de gasto inicial máximo que hubiera resultado sostenible durante los siguientes 30 años. Esta regla, estática y simple, nos dice que para el primer año se podrá gastar un máximo de 4% del valor del portafolio y, a partir de allí, dicho monto anual se incrementará de acuerdo con la inflación, es decir, el monto disponible para gasto será fijo en cuanto a su valor real o de compra. A partir de aquí, y para estimar el tamaño del portafolio, tomaremos el gasto neto y lo multiplicaremos por 25 (el inverso de 4%), resultando en un portafolio de $1,775,000 siguiendo con nuestro ejemplo.
Desde su publicación, la regla del 4% se ha seguido probando, actualizando y refinando, demostrando ser bastante estable: 3.3% en 2021, 3.8% en 2022, 4.0%, en 2023 según los estudios de Arnott, Benz y Rekenthaler (2023) . La metodología fue refinada utilizando simulaciones de Monte Carlo y rendimientos proyectados en lugar de rendimientos históricos, estableciendo para ello una probabilidad de éxito de 90%.
Ahora bien, ¿es esto lo más sofisticado que podemos hacer en cuanto a una regla o método para establecer el nivel de gasto inicial máximo sostenible? La respuesta es no. La regla del 4% es tan solo un punto de partida. Con el tiempo se han hecho modificaciones que incluyen, por ejemplo, gastos decrecientes a medida que pasan los años, es decir, una persona a los 80 años gastaría menos que una a los 70 años, y esta gastaría menos que una a los 60 años . Otra refinación asume que, si el comportamiento de los mercados hubiera sido negativo, el gasto disponible para el año siguiente no recibiría el beneficio completo del ajuste por inflación, mitigando de esta manera la erosión del portafolio de inversiones.
Guyton y Klinger (2006) agregaron sofisticación y dinamismo proponiendo ajustes contingentes al nivel de gasto anual. En aquellos casos en que el monto del gasto proyectado se alejara más de 20% de su porcentaje inicial, es decir, si el valor del portafolio de inversiones hubiera caído, y el monto del gasto proyectado representara un porcentaje que es mayor a 1.2 veces el porcentaje inicial, el retiro se penalizaría en un 10% ; viceversa cuando el mercado hubiera subido y el porcentaje del gasto proyectado fuera inferior a 0.8 veces el porcentaje inicial. A esta regla también se la conoce como la Regla de las Barandas (“Guardrails Rule”) por imponer un pasillo para el gasto anual, dependiendo de las condiciones del mercado y del tamaño del portafolio remanente. Por su capacidad de adaptación, este método resulta más eficiente y permite niveles más altos de gasto inicial máximo sostenible.
Otra variante que también agrega flexibilidad y eficiencia utiliza tablas de mortalidad para calcular el monto del gasto anual, tomando en cuenta tanto el valor del portafolio como la expectativa de vida en ese momento.
Arnott, Benz, y Rekenthaler (2023) compararon varios métodos y llegaron a las siguientes conclusiones:
- Utilizando cualquiera de las metodologías, los mayores valores en el gasto inicial máximo sostenible se observan en portafolios con una exposición a acciones entre 20 y 40%. En contraprestación, los portafolios con mayor porcentaje de acciones dejarían valores residuales más altos al cabo de 30 años.
- Las reglas más flexibles o dinámicas permiten mayores niveles de gasto inicial máximo sostenible, pero el monto del gasto anual es más volátil dado que puede subir o bajar, creando un problema para las personas que prefieren un gasto más estable, y el valor del portafolio remanente es menor, lo que puede ir en contra de un deseo de dejar una herencia.
- Las reglas más rígidas suelen resultar en mayores valores de portafolio remanente, favoreciendo a las personas que prefieren estabilidad en el gasto y dejar una herencia.
Una refinación adicional viene dada por la capacidad de inmunizar parte del gasto convirtiendo una porción del portafolio de inversión en una anualidad (TIAA) o utilizando portafolios escalonados de bonos con protección de inflación o TIPS, por sus siglas en inglés [Arnott, Benz, y Rekenthaler (2023)]. Mientras mayor sea la proporción del gasto esencial (hogar, alimentación, salud) que es cubierta por ingresos no sujetos a los vaivenes de mercado, mayor será la inclinación por utilizar reglas o métodos más eficientes pero que requieren hacerle ajustes al gasto anual. La existencia de activos de reserva para afrontar gastos médicos en la vejez, por ejemplo, facilitaría el uso de reglas o métodos más eficientes, e incluso relajaría aún más el porcentaje de éxito requerido, aumentado el gasto máximo inicial.
A manera de conclusión podemos decir que el nivel máximo de gasto inicial sostenible va a ser una decisión optimizable a nivel individual (Blanchett, 2024) ya que va a depender de la duración esperada del retiro, la existencia de activos de reserva, la disposición a ajustar el nivel de gasto de un año a otro, la proporción del gasto cubierta por ingresos no relacionados al portafolio de inversiones, y el deseo de dejar una herencia, entre otras variables.
Fuentes:
Arnott, Amy C., Christine Benz, and John Rekenthaler. 2023. “The State of Retirement Income: 2023” Morningstar Portfolio and Planning Research.
Blanchett, David. 2024. Guided Spending Rates: Rethinking “Safe” Initial Withdrawal Rates. PGIM DC Solutions.
Bengen, William P. 1994 “Determining Withdrawal Rates Using Historical Data” Journal of Financial Planning.
Guyton, Jonathan T., and William J. Klinger. 2006. “Decision Rules and Maximum Initial Withdrawal Rates” Journal of Financial Planning.
TIAA. Annuity Paycheck Advantage | TIAA
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